Barrio la Mano de Dios, Cartagena
Arco de Marea fue una propuesta escultórica que puso en diálogo anacrónico la arquitectura del Baluarte de Santa Catalina, un fuerte construido en 1614, con la de los barrios populares Pekín, Pueblo Nuevo y El Boquetillo construidos en 1885 en sus extramuros, lo cuales fueron desalojados y demolidos en 1936 por el entonces alcalde Daniel Lemaitre al terminar el proceso de restauración del castillo realizado por Carlos Crismatt Esquivia para la construcción de la avenida Santander. Para 1971 se da un nuevo desalojo esta vez se erradicó el barrio Chambacú conocido para la época como el tugurio más grande del país, el cual estaba ubicado a un costado de la entrada principal del casco amurallado, Elisabeth Cunin señala que este “se creó en medio de manglares entre la tierra y el mar, y poco a poco se fue volviendo tierra firme por los rellenos de arena, cáscara de arroz y basura” (Cuni, 2008: 135).
Ahora bien, la alusión a estos barrios populares desalojados durante el siglo XX son un acercamiento histórico a esas primeras construcciones improvisadas y precarias al pie de unas murallas de piedra y hormigón, a la par que busca rememorar no sólo un tipo de construcción propio de estos primeros barrios cartageneros, sino también, las zonas periféricas de la Cartagena actual, donde la arquitectura vernácula aún refleja los patrones constructivos de aquellos barrios erradicados, pero lejanos a la mirada del turista y la institucionalidad. En este sentido, a partir de mi interés académico y artístico y después de realizar una investigación sobre las distintas formas de habitar en esta ciudad, encontré la história de estos barrios y sus formas de construcción que me permitió hacer una conexión con mis reflexiones sobre la arquitectura espontánea en ciudades Latinoamericanas, la recursividad propia de situaciones contingentes y la emergencia del habitar.
Después de presentado el proyecto, tuve la necesidad de llevarlo a diálogo con el contexto que refiere la dimensión material y constructiva de Arco de Marea. Las anteriores reflexiones que sustentaron el proyecto para la intervención del Baluarte de Santa Catalina, derivaron en un gesto de vuelta. Ahora el barrio de invasión sobre la ciénaga La Mano de Dios, estaba en diálogo con una morfología extraña, pero al mismo tiempo, muy familiar.